La biblioteca cuida: proyecto Grandparent

Estados Unidos ha calificado el índice de consumo de opioides entre sus ciudadanos como «crisis» y «epidemia», así de grave es el problema de adicción que sufre este país.

Esta emergencia sanitaria ha influido en las áreas más diversas: ha disminuido la esperanza media de vida, ha aumentado los gastos médicos de administraciones y familias y ha ocasionado una pérdida de horas laborales que supone un importante freno al desarrollo del país.

Las instituciones sociales y sanitarias y hasta la primera dama desde la Casa Blanca han tomado cartas en el asunto. La atención se ha dirigido a los colectivos relacionados directamente con el problema: adultos que han desarrollado dependencia de la medicación y adictos a la heroína. Pero no son sólo estos segmentos de la sociedad los que sufren las consecuencias.

Existe un grave problema que atañe a la infancia. Los trastornos de los adultos en edad de trabajar debido a la dependencia de los opioides han traído también un empobrecimiento de su capacidad -o directamente una incapacidad- para ejercer la crianza de sus hijos.

Cerca de un tercio de los niños que entran en centros de acogida lo hacen en parte debido a la adicción de sus padres (pincha para ver el artículo den Child Trends).

Como si de la cultura mediterránea se tratara los mayores han salido al rescate pero, ¿están preparados los mayores norteamericanos (me atrevería a decir que cualquier mayor, tratándose del tema que se trata) para hacer frente a la labor de hacerse cargo de la vida de sus nietos?

La directora de la biblioteca sucursal West Toledo (Toledo, Ohio), Andrea Francis, fue consciente desde el primer momento de un problema acuciante en su comunidad: el diez por ciento de los hogares de Ohio tienen abuelos que cumplen el rol de cuidador principal. Su privilegiada posición como observadora desde la biblioteca, donde cada vez era más frecuente ver a los niños acompañados de sus abuelos, y también desde la junta de un centro local para las personas mayores le llevó a tomar la iniciativa y así, con el equipo de su centro y la ayuda del centro de mayores, puso en marcha el proyecto Grandparent en su biblioteca.

El proyecto, que recoge parte de la oferta que sigue realizando el centro para las personas mayores y aporta una franja horaria de atención más amplia, ha convertido a la biblioteca en un centro de recursos muy valioso para hacer frente a los problemas derivados de la crisis y brinda apoyo a los mayores que necesitan formación e información: se imparten talleres y conferencias sobre temas legales, educativos, relativos a las emociones o el comportamiento, recursos comunitarios y otras materias que preparan a los mayores para afrontar el día a día.

E incluso se va más allá y se abordan problemas colaterales (y presentes incluso al margen de la crisis de los opioides) como el aislamiento y la soledad sufridos ​​por muchos abuelos con el desarrollo de los proyectos Grandparent Club y Grandparent Playdate . «Conectamos a los mayores con la información, estableciendo relaciones con organizaciones comunitarias y, a su vez, presentándolos a otros mayores que participan en la iniciativa», dice Francis.

Andrea Francis, directora de la biblioteca sucursal West Toledo.

Andrea Francis ha sido premiada por la revista Library Journal en su programa Movers & Shakers (Personas que conforman el futuro de las bibliotecas) en la categoría de innovadores.

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